Una fecha trascendente que nunca debe olvidarse es el Día del Estudiante. Este 23 de mayo debe ser un tiempo en el que festeje y reconozca el trabajo arduo de los personajes que se comprometen con sus objetivos, con sus metas, con sus sueños y los materializan a partir del estudio, de la preparación académica.

Cada vez más cercanos al inicio del ciclo escolar de agosto 2020, las modalidades para ser estudiante y continuar con la preparación se han volcado hacia clases en línea; una alternativa interesante para no dejar de aprender ni postergar la experiencia de ser un alumno que avanza y no se detiene.

Para conmemorar y reconocer a los estudiantes que proyectan su desarrollo futuro a partir del estudio, en la Universidad América Latina presentamos el testimonio de una de nuestras actuales estudiantes, que buscan inspirarte a través de su propia historia:


EL ORGULLO QUE VALE SER ESTUDIANTE


Fue hasta que comencé a estudiar la universidad cuando mi manera de ver las cosas con respecto a la escuela y a mi educación, cambiaron. En mi caso, como estudiante foránea, vivía sola, razón por la cual, por primera vez estaba totalmente en mis manos decidir si quería aprobar el año o no (eso, independientemente de si aprendía algo). Porque seamos realistas, la gran mayoría de nosotros asistíamos a la primaria y secundaria únicamente porque nuestros papás nos llevaban y nos decían que era “nuestra obligación”. La meta era pasar o “panzar” al siguiente año. Entonces, hacíamos la tarea y los trabajos escolares porque esas eran las reglas.  


Quizá en la preparatoria era más interesante asistir. Aun así, lo seguíamos viendo más como un “deber”. En cambio, en la universidad entendí que estudiar es una oportunidad y un privilegio; pero, también una responsabilidad importante y que exige un gran compromiso. Estudiar, más que una regla o un requisito para elaborar una solicitud de trabajo, nos hace ser mejores personas. Hombres y mujeres más preparados, con capacidad de debatir y analizar temas mucho más especializados y profundos. Es todo aquello que hagamos para adquirir nuevos conocimientos: leer un libro, tomar un curso o un diplomado, poner en práctica lo que ya sabemos y nos gusta hacer, e incluso rodearnos de personas que nos aportan nuevo conocimiento. 


A lo largo de la carrera, descubrí que siempre existirán diversas opiniones sobre los maestros y sobre las instituciones educativas. Buenas y/o malas, ninguna es la verdad absoluta. Lo que sí puedo asegurar es que: como dice el dicho “el que es perico, donde quiera es verde”. Es decir, no importan las circunstancias, (en este caso la escuela o el maestro) si un estudiante en verdad desea aprender, encontrará la manera de hacerlo. 


No debemos restringirnos de aprender sólo porque la manera en que el maestro/a presenta la información no es la que más nos gusta, ni por cualquier otra excusa. Afortunadamente, en la actualidad contamos con cientos de herramientas y recursos para aprender y complementar la información que nos dan en la escuela, de la manera que más nos pueda potenciar las capacidades personales. Eso es parte de nuestra responsabilidad como estudiantes: no dejarle todo el trabajo a los maestros y a las instituciones (públicas o privadas). Un ejemplo claro es lo que se está viviendo con mi Alma Matter, la UAL, una universidad que tiene un sistema completo de clases en línea y en vivo, con lo que a pesar de la cuarentena, los estudiantes seguimos en nuestro proceso académico en todos los niveles: preparatoria, licenciatura y maestría.


Les aseguro que las grandes personalidades ilustres y exitosas que hoy conocemos, no llegaron hasta ahí ateniéndose a lo que los demás hacían por ellos. Son personas que seguramente dieron “el extra” y no fueron conformistas. Por eso, creo que estudiar es un gran compromiso que día a día se va renovando con el fin de llegar a ser cada vez mejores. 

Por otra parte, pienso que ser un buen estudiante no significa solamente sacar buenas calificaciones. Y digo “solamente” porque es claro que un buen desempeño se ve reflejado en una calificación; sin embargo, no lo es todo. Va mucho más allá de eso. Implica enfrentarse a nuevos retos y dificultades que nos ayudarán a crecer como profesionales y expertos en nuestra área. ¡Así es! Aunque ustedes no lo crean, ese proyecto final, ese cortometraje, esa empresa (que ya hiciste ocho veces en toda la carrera), ese ensayo, esa maqueta… no son para darle gusto al maestro mientras él o ella disfrutan vernos sufrir. Si de por sí es difícil encontrar trabajo debido a la falta de experiencia, ¿se imaginan si nunca hiciéramos esos trabajos en la escuela? En realidad, son entrenamientos de lo que haremos cuando nos enfrentemos a la vida laboral. A veces son difíciles, sí; pero, nos dejarán una gran enseñanza, y en el fondo eso es lo realmente importante de cada trabajo y tarea. 


A mi favor, puedo decir que existimos personas a las que sí nos gusta eso de sacar buenas calificaciones. Estoy a poco de concluir mi licenciatura, y la verdad me siento orgullosa de que posiblemente mi modalidad de titulación sea por Excelencia Académica (ya aproveché para presumirles y darles un tip de titulación en la UAL). Para mí, eso representa un reconocimiento por mi empeño y dedicación a lo largo de estos años, y la satisfacción que eso conlleva es mucha. 


Hace poco tuve la oportunidad de ingresar a una empresa a realizar mi servicio social y se siente muy bien recibir elogios sobre mi trabajo. Creo que es señal de que algo hice y estoy haciendo bien como estudiante, pues es durante esta etapa que he adquirido todos los conocimientos que ahora estoy poniendo en práctica en el servicio, y que aportarán para cuando llegue el momento de trabajar (ya sea formando parte de una empresa o iniciando una propia). 


Estoy segura de que sí vale la pena esforzarse en la escuela y querer ser un buen estudiante. Vale la pena tomarse en serio la educación y cambiar ese pensamiento de que “el nerd”, “el teto”, “el matado” son los raros de la clase. Todos, tenemos derecho a estudiar la carrera que nos guste sin buscar complacer a nadie más que a nosotros mismos. De igual manera, somos libres de dedicarle el empeño y el esfuerzo que creamos necesario. La satisfacción que traerá ese esfuerzo es mucha, y debe ser reconocida; no obstante, es un logro individual, pues los frutos se verán reflejados en nuestro éxito laboral y personal, y los que nos convertiremos en mejores personas seremos nosotros mismos. Por esta razón los quiero animar a empeñarse en ser cada vez mejores estudiantes, para de ese modo darle un verdadero significado y reconocimiento a esta fecha.


Además, después de todo esto, puedo asegurarte con toda confianza que la UAL tiene el plan de estudios que más ayudará a lograr tus metas. Ya sea que busques tomar materias en línea o clases sabatinas, o tal vez tener flexibilidad de horario para trabajar y estudiar al mismo tiempo. La UAL te da esas facilidades y te demuestra cómo las instituciones también se preocupan por la felicidad de sus estudiantes.


Así que hoy, con mucho orgullo y felicidad puedo decir ¡Feliz Día, Estudiantes!